Las ciencias se presentan en sociedad

En el archiconocido blog de José Manuel López Nicolás, Scientia, me topé en cierta ocasión con una entrada que solicitaba a la periodista y escritora Galiana lo siguiente:

“Señorita Galiana, ya que pierde su tiempo escribiendo sobre temáticas tan absurdas como las relaciones entre humanos, le propongo que se deje de emborronar folios y escriba sobre algo con más fundamento. Le sugiero (cuando un profesor te hace una sugerencia es casi como decir hazlo como yo te digo o atente a las consecuencias) que escriba sobre ciencia, pero CIENCIA, escrito con mayúsculas, porque así es como yo la entiendo”.

Galiana aceptó el reto, por supuesto, con un magnífico texto que podéis leer en esta entrada de Scientia. En forma de autobiografía de la Ciencia (en mayúsculas), me gustó mucho e inmediatamente lo tomé como modelo para un ejercicio dentro del curso de Escritura Científica Creativa que imparto. En este caso, propuse basarnos en el texto de Galiana para escribir una biografía similar pero de una disciplina científica en particular. He aquí dos ejercicios que describen sendas ciencias:


  

BIOLOGÍA

Mi historia marca la destrucción de un sueño. El origen divino de la vida me condicionó durante mucho tiempo, y la llegada de respuestas decepcionó a unos y maravilló a otros. Aunque existo desde antiguo, fui anónima hasta hace dos siglos, cuando dos naturalistas me pusieron el mismo nombre sin haberse puesto de acuerdo. Ya estaba en el ambiente que pronto conseguiría grandes avances.

Las criaturas más diminutas me ayudaron a mostrar que todos los seres poseen los mismos “ladrillos” y la misma manera de funcionar. Un viaje alrededor del mundo me llevó a sospechar que las especies cambian y que provienen unas de otras. Un huerto de guisantes me desveló el lenguaje con que se comunican las generaciones, y una fotografía robada, el esqueleto de ese vínculo.

Lamento que mi existencia despoje a la vida de esa condición especial. Todo lo que sois puede explicarse por una mezcla de azar, oportunidad, cooperación y supervivencia. Sí, sólo una mezcla. Pero una mezcla muy particular.



QUÍMICA

Nunca antes la codicia por el oro desembocó en un fin más noble. Nunca antes secretos mágicos habían transformado el ocultismo en conocimiento racional. Pasé mi juventud a ciegas, disolviendo, mezclando y calcinando cuanto encontraba en mi camino.

Matraces y retortas humeantes producían tintes, venenos y perfumes sin orden ni concierto, pero poco a poco fui madurando y logré que los espejismos fueran desapareciendo. Del flogisto al oxígeno, del pudin de pasas al átomo, de vitriolos y licores a moléculas y compuestos.

Aunque el verdadero golpe de timón vino de un barbudo profesor, aficionado a los solitarios, que tuve el placer de conocer. Retó a la materia a jugar a los naipes hasta que ganó la partida de su vida. Las cartas se ordenaron en su mano pero no quedó satisfecho, pues su oponente se había escondido algunas en la manga. Desde entonces sigo jugando partidas hasta el día en que toda la baraja se muestre sobre la mesa.


Gracias, Galiana, por haber inspirado este ejercicio.

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